El 23 de febrero es fiesta nacional en Rusia. Su nombre ha sido cambiado tres veces y ahora es Día del Defensor de la Patria (День Защитника Отeчества), pero antes fue Día del Ejército Soviético y la Marina (День Советской Армии и Флота) , y su nombre original, el que le fue otorgado en 1918, era Día del Ejército Rojo (День Красной Армии).
Lo que se hace el 23 de febrero es felicitar a los militares, tanto los que sirven a las Fuerzas Armadas de Rusia ahora como los que ya se jubilaron.
Mi abuelo militar.
Cuando yo era pequeña, el 23 de febrero empezaba para mí con la idea de que había que felicitar al abuelo. Mi abuelo materno que fue militar.
“Hay que llamar al abuelo…”, me decía al levantarme. Y enseguida oía la voz de mi madre que preguntaba a mi hermana y a mí:
- ¿Habéis llamado ya al abuelo?
El hecho de tener que llamar al abuelo bajo ese pretexto no me gustaba para nada. Me parecía muy poco natural el decirle “Hola, abuelo. ¡Feliz Día del Ejército!” El resto de la conversación podía ser uno cualquiera y salía solo, pero pronunciar esa frase tan artificial al principio me costaba.
Sé muy poco de la carrera militar de mi abuelo. Él nunca me había contado casi nada y creo que no fue porque no tenía nada que contar, sino porque no le parecían cosas apropiadas para compartir con las nietas. Si en nuestro lugar hubiera unos nietos, quizá habría sido distinto. Sólo sé que entró en el servicio militar en Alemania siendo subteniente (младший лейтенант), luego estuvo unos diez años en la ciudad de Griazoviets (Грязовец) en la región de Vólogda (Вологодская область) y allí llegó a ser teniente coronel (подполковник). Después fue trasladado a Arcángel (Архангельск) donde le hicieron comandante del regimiento (командир полка). Y en los años 70 se instaló con la familia en Leningrado y trabajó durante muchos años de profesor en un colegio militar de Peterhof (Петродворец).
Felicitábamos al abuelo a primera hora de la mañana, y si lo hacíamos más tarde, se mostraba contento igual, pero luego mi abuela me decía que no había quien le aguantara por la mañana, tan malhumorado estaba pensando que no nos habíamos acordado.
En casa de mis abuelos siempre había montones de postales del 23 de febrero que a mi abuelo le enviaban sus colegas de otras épocas y de distintos sitios. Hace unos años pregunté a mi abuela si sabía dónde estaban aquellas postales, pero me dijo que las habían tirado cuando hicieron reformas por casa. Eso sí, álbumes repletos de fotos “militares” de mi abuelo hay muchos y sé que no se van a perder.
“¿Qué les regalamos a los chicos?”
Además de felicitar al abuelo, había que hacerles regalos a los chicos de la clase. Con un pequeño detalle valía. Entre las chicas del grupo teníamos que reunir una cantidad de dinero y luego salir y comprar algo entre todas o entre varias. Eran años en los que no teníamos ni dinero, ni variedad para eligir. De hecho en el barrio sólo había dos tiendas en las que había posibilidad de encontrar algo para regalar a los niños varones. Una de ellas era la “Promtovary” ("Промтовары") y la otra era librería y papelería.
La “Promtovary” cuyo nombre tan soviético quiere decir “Mercancias industriales” o algo por el estilo, tenía un poco de todo. Artículos de mercería compartían escaparate con el cosmético, bisutería, parfumería, cosas de casa, prendas de ropa, mantelería, etc. Entre todos esos productos siempre se podía encontrar algo digno de llamarse “regalo para hombre” aunque fuese un hombrecito de nueve o diez años. Les regalábamos pines metálicos, soldaditos de plástico, frascos diminutos de colonia…
Y luego ibamos a la librería y en la sección de papelería completábamos los regalos con unas postales del 23 de febrero y algún que otro bolígrafo o libreta. Chicles, también.
Todo eso había que hacerlo por tradición y también porque de esta manera teníamos asegurados nuestros regalitos del Día de la Mujer, el 8 de marzo.
El resto de gente no sé si celebrará el 23 de febrero de alguna manera. Hay gente que ve en el Día del Defensor de la Patria algo como Día del Hombre que, a diferencia del Día de la Mujer, no existe, pero quizá debería. Esa gente, o más bien esa parte femenina de la población rusa felicita el 23 de febrero a todos los hombres en su alrededor por ver en ellos los potenciales defensores del país.
Y los demás simplemente aprovechan ese día de fiesta para descansar.
La_profe.