II. Escuela intermedia (средняя школа).Hoy en día la escuela intermedia en Rusia empieza con el 5º año y termina con el 9º, es decir que dura 5 años.
De la inicial a la intermedia: ¿cuáles son los cambios principales?Como en la mayoría de los colegios el area de la escuela inicial ocupa una parte de la planta baja, luego a los alumnos les toca subir las escaleras y cambiar de un aula a otro después de cada clase, porque las dan distintos profesores. Y también:
- las materias se complican cada vez más;
- hay cada vez más deberes y no todos se nos dan bien;
- son más horas de clases a diario (desde las 8 30 y hasta las 15-16 horas de la tarde);
- hay exámenes después de cada cuatrimestre;
- hay profesores a los que uno le cae bien y hay otros a los que no;
- hay amigos y enemigos en el grupo.
Y es una época difícil, como lo es la misma adolescencia.
¿Qué se estudia?Matemáticas (a partir del 6º año se dividen en álgebra y geometría), lengua y literatura rusas, inglés, historia, geografía, biología, física, química, ciencias naturales, etc. Hay clases de gimnasio, y no sé ahora, pero antes en invierno era obligatorio tener los esquís y llevarlos al cole cuando durante las clases de gimnasio se planificaba salir a esquiar.
Mis años de la escuela intermedia.Para mí la escuela intermedia empezó cuando tenía 10 y no 11 años. No sé qué cambios hubo aquel año, pero tuvimos que saltar del 3º a 5º curso directamente y en vez de 11 años de estudios completos estudiar sólo 10. No dejaba de ser el 4º, pero se llamaba 5º. Nuestro grupo, el 3Д, fue reformado y entramos por partes en distintos grupos del 5º. Otro cambio de aquel año: fue el último año del uniforme escolar soviético. Luego simplemente se dejó de llevar.
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¿Y las corbatas rojas?Cuando terminamos la escuela inicial, teníamos que ser admitidos en la organización de los “pioneros”, conforme con las normas soviéticas, pero justo entonces la URSS dejó de existir. Y entonces nos dijeron que no habría ninguna celebración de la admisión, como siempre hubo desde que aquello se había proclamado, pero que los que así lo querían podían comprarse las corbatas y llevarlas de adorno con el uniforme. Hubo bastantes chicos y chicos de la clase que sí quisieron ser “pioneros”. Yo nunca tuve ninguna corbata roja porque me daba igual.)De hecho fue una época en la que el colegio, si no me daba igual, me preocupaba muy poco, lo justo y necesario para sobrevivir en él.
Lo mejor que tenía estaba fuera del colegio.
EL COLEGIO ERA UN ESTORBO.
Estoy escribiendo sobre mis años de la escuela intermedia y noto como los escasos recuerdos que tengo de aquello se me quieren escapar. Creo que es algo psicológico, algo como autodefensa, quizá.
Lo que pasa es que el colegio durante todos aquellos años era como un estorbo en mi vida. Todo lo mejor que hacía, todo lo importante que aprendía, todas las amistades y (casi) todos los enamoramientos que tenía ocurrían fuera de ese sitio melancólico y aburrido. La vida de verdad empezaba justo allí donde terminaba el día del cole: iba a los ensayos del coro y a clases de dibujo y pintura, y aquel era mi mundo. Solamente allí me encontraba a gusto y podía compartir algo con gente de mi edad, mientras que en el colegio apenas tenía con quién hablar y si lo hacía, era sencillamente para no andar sola durante el recreo.
Los ensayos exhaustivos unos días antes de los conciertos, preparación de montones de bosquejos para luego poder empezar una composición nueva… todo aquello era incompatible con los deberes escolares, sobre todo con aquellos que requerían estudiar de verdad.
Los chicos de la orquesta escondían los libros de texto detrás de las partituras y les echaban un vistazo durante las pausas que había en los larguísimos ensayos que se prolongaban a veces hasta las 10 de la noche. Y a mí, como a otras cantantes del coro, no me quedaba más remedio que hacer mis deberes en el metro, camino a casa, con los ojos ya casi cerrados y con la música de Glinka en la cabeza.
- Ансамбль Дворца Творчества Юных.
Aquellas tardes, todas ocupadas, fueron, sin duda, lo más bonito de mi adolescencia. Y durante las mañanas lo pasaba muy mal cuando tenía que hablar delante de todo el grupo sobre algún hecho histórico del que apenas había leído. Pero era lo de menos, era insignificante hasta tal punto que ya lo tengo borrado de la memoria.
Los tutores.Igual que durante los años de la escuela inicial, cada grupo de la escuela intermedia tiene a un profesor que lo dirige (классный руководитель), algo como un tutor, pero éste ya apenas participa en la vida escolar del grupo, puede cambiar de un año a otro y no se le suele tener el mismo cariño que a la maestra de la escuela inicial.
En el 5º la tutora que nos tocó fue una profesora de matemáticas, Marina Valentínovna, a la que conocía muy bien porque era mi vecina y su hijo era alumno de mi madre: le daba clases de piano. Quizá por eso me perdonaba mis despistes y apenas me pedía que saliera a la pizarra.
- 5 класс.
El grupo del 6º lo dirigía una profesora de biología, pero no logro recordar nada de ella. Ni su nombre incluso.
- 6 класс.
Durante el 7º año nuestra tutora fue profesora de lengua que vivía en el mismo barrio y tenía dos hijos ya crecidos y tres perros basset hound. Se llamaba Valentina Oliégovna. Ahora me es difícil decir si era buena profe o no, supongo que en alguna época anterior a la nuestra lo había sido, pero luego ya empezó a hacer su trabajo como por inercia, y eso se notaba. Cuando terminaba el recreo y la estábamos esperando en la puerta de su aula para entrar, aparecía con las llaves en una mano y una bolsa de empanadillas que se vendían en el comedor en la otra. Empezaba la clase y se servía un té como si nada. Se permitía tomar un té y comer una de las empanadillas mientras nos hablaba de la permutación de consonantes o de “Eugenio Onegin”… A mí se me daba bien escribir lo que fuera y también me gustaba leer en voz alta, así que disfruté muchas de las clases de lengua y de literatura.
- 7 класс.
En el 8º nuestro tutor fue un profesor de física del que todo el mundo se reía, Vladímir Vladímirovich. No era un buen profesor, pero sí una buena persona. Un día en clase se acercó a mi mesa y se inclinó para mirar en mi cuaderno y ver los apuntes que habíamos hecho el día anterior, y entonces de repente me fijé en sus manos: eran manos de un músico. Poco después de una joven profesora de botánica supe que, en efecto, tocaba muy bien el piano.
Durante el 9º nuestra tutora fue otra profesora de matemáticas, Vera Alieksándrovna, una maestra “de la vieja escuela” que creo que nos odiaba de verdad. Era muy buena profesora, aunque no tenía sentido de humor y creo que simplemente necesitaba dejar el estrés diario y recuperar.
Y luego, cuando tenía que empezar la escuela avanzada, cambié de colegio.
La_profe.