Dormimos bien lo que fue raro porque resultó ser que en nuestra planta había más gente hispanohablante. Eran varios, tenían acento acento sudamericano y no tenían sueño, por eso no pararon de hablar en el pasillo hasta que se hizo muy tarde.
Hacía buen tiempo y era maravilloso despertarse en Moscú. Cerca de las diez llamé a Ksusha, pero ella dijo que aún no se habían levantado y que bajarían a la recepción un poco más tarde. Allí nos volvimos a encontrar pasado un buen rato, pagamos el hotel y salimos a la calle. Pregunté a Ksusha qué planes tenían. Dijo que aún no sabían qué iban a hacer y que lo decidirían sobre el terreno. Nosotros sí que teníamos planes, así que en el metro nos separamos otra vez. Era un poco triste no poder estar los cuatro juntos durante todo el viaje, pero resultaba muy dificil, si no imposible, ponernos de acuerdo en cuanto a los sitios que visitar, el dinero que gastar, las horas de ir a un sitio u otro , etc. Quedamos en llamarnos más tarde.
César y yo fuimos en metro hasta la linea central, aquella que forma un círculo en el medio del hormiguero que es el esquema del metro de Moscú. Salimos en "Novoslobódskaya" y fuimos por una avenida grande buscando dónde desayunar. Eran las diez y media y casi todas las cafeterías que encontrábamos abrían a las once. Sólo el "MCDonalds" estaba abierto y vimos una "Shokoládnitsa", pero allí ya estuvimos el día anterior. Entonces encontramos la cafetería "Moka Loca" que ya habíamos visto una vez en nuestro viaje anterior a Moscú. Aquella vez no entramos y esta vez sí decidimos entrar. Yo desayuné unas tortitas con mermelada y un té verde, y César desayunó un plato de queso frito preparado de una manera curiosa, como empanado o algo parecido.
Luego fuimos hasta la parada de metro "Dinamo". Allí está el estadio de Dinamo de Moscú, pero lo que más queríamos ver era la Casa Central de la Aviación y la Cosmonáutica. Atravesamos un parque y fuimos por las calles de aquel barrio con el mapa delante de los ojos. El barrio no se parecía en nada al Moscú que conocíamos hasta entonces. Era como si de repente estuvieramos en una pequeña ciudad de provincias. Apenas había coches, y la gente iba vestida de una manera muy sencilla, hasta diría que iba poco arreglada, pero también había muchos pilotos con su uniforme azul que es muy bonito. No muy lejos de allí está el aeropuerto.
La mayor parte de las salas de aquel museo tienen exposiciones relacionadas con la aviación, como era de suponer. Las atravesamos sin mucho interés, pero despacio, fijándonos en todo para que aquellas señoras mayores que están de vigilantes no se sintieran ofendidas. Hasta hicimos algunas fotos para que vieran que estábamos muy impresionados de lo que veíamos allí. Y luego fuimos a las salas de cosmonáutica y allí Cesar ya no se separó de su cámara hasta que hizo unas ciento cincuenta fotos.
Una de las salas se situaba en el patio. No era una sala aunque tenía un numero. Era el patio del museo dentro del cuál tenían puestos unos aviones y la cápsula de un cohete, no se sabía qué cohete era exactamente. César dijo que le daba mucha pena ver aquella cápsula allí, en la calle donde al final se destruiría del todo bajo las lluvias y nevadas de Moscú.
Al salir del museo entramos en una cafetería que estaba justo enfrente y César tomó una cerveza y yo un agua mineral "Narzán" y un zumo de guindas. Hacía calor, teníamos sed. También pedimos unas patatas fritas y la camarera, una chica joven del Cáucaso nos trajo un plato enorme. Dejamos la mitad. Mientras estábamos allí la chica habló con alguien por el móvil, lo hacía en su idioma incomprensible para nosotros, y a mí me llamó Ksusha y dijo que irían al cine. ¡Al cine! ¡Pero bueno, cómo es posible! ¡Si estamos en Moscú! ¿Cómo que cine?
Desde la parada de "Dinamo" fuimos hasta el centro y salimos cerca de la Plaza Roja. Había muchos turistas, todos hacían fotos. Entramos en los almacenes "GUM". Es un cetro comercial muy famoso y digno de visitar. Está en la misma Plaza Roja, es como un palacio y dentro hay tiendas, cafeterías y hasta una fuente. Los almacenes "GUM" salen en muchas películas rusas y está bien conocerlos para luego verlos en las películas y poder decir: "¡He estado allí!"
Comimos algo en el "KFC" porque con el calor no podíamos ni pensar en una comida de verdad con sus primeros y segundos, y luego nos sentamos en un pequeño parque al lado de un monumento a Karl Marx para descansar un rato. Llamaron Ksusha y Boris que ya habían salido del cine y dijeron que iban hasta la Plaza Roja también.
Un rato más tarde vimos como venían hacia nosotros. Nos levantamos del banco para ir a su encuentro y de repente se nos acercó un hombre. Era un turista extranjero y nos pidió que le hiciéramos una foto. Dijo “make a photo” y me pareció muy extraño. Todo el mundo sabe que es "take a picture". César cogió su cámara de foros y aquel señor se apartó y se reunió con el resto del grupo. Eran muchos. Hablaban entre ellos, bromeaban... ¡en español! Entonces César les preguntó de dónde eran, ¡y había que ver cómo se alegraron!
-¡Hombre! Y tú, ¿de dónde eres?
Ellos eran de distintos sitios de España, el hombre de la cámara tenía acento andaluz. Nos dijeron que después de Moscú iban a ir a Piter, y les gustó saber que yo era de allí.
Ksusha y Borís estaban muy contentos. Fueron al cine, después a comer y ahora estaban dispuestos en ir a tomar algo. Nos pusimos en la terraza de la cafetería "Sbarro" y pedimos unas cervezas. Las tomamos mirando al Kremlin que teníamos al lado.
Y luego ya tuvimos que ir a la estación. A las ocho y media el tren salió de la capital para llevarnos de vuelta a Piter. Y a las cinco de la mañana ya estábamos otra vez en casa.
