Sobre “La Sonata a Kreutzer” de Lev Tolstói.
“¿Cómo es posible que no le haya gustado la Sonata a Kreutzer? No diré que se trata de una obra genial y eterna, en eso no soy juez, pero, en mi opinión, en medio de todo lo que ahora se publica aquí y en el extranjero, es poco probable que se pueda encontrar algo equivalente en cuanto a la importancia del proyecto y la belleza de la ejecución. Sin hablar de las cualidades artísticas, que en algunos pasajes son impresionantes, agradezco a esa narración el simple hecho de ser un gran estímulo para el pensamiento. Al leerla, es preciso contenerse para no gritar: “Esto es verdad” o “Esto es absurdo”. Es verdad que tiene defectos lamentables. Además de los que usted numera, aún hay otro, que no quiero perdonar al autor, y es precisamente la audacia con que Tolstói habla de aquello que no conoce y que por obcecación no quiere conocer. Así, sus juicios sobre la sífilis, sobre las instituciones educativas, sobre la repugnancia de las mujeres en relación al coito, etc., no sólo pueden ser contestados, como denuncia de un hombre ignorante que durante su larga vida no se tomó la molestia de leer dos o tres libros escritos por especialistas. Más, a pesar de todo, esos defectos se disipan como plumas en el aire. A la vista de la calidad de la narración, la gente simplemente no los nota y si los nota, apenas los aborrece por el hecho de que la narración no escapa del destino de todas las obras humanas, que son imperfectas y no están libres de manchas”.
(de una carta de Antón Chéjov a A Alexéi Pleschéiev,
Moscú, 15 de febrero de 1890).
La novela.
“La sonata a Kreuzer” fue escrita por León Tolstói en 1891, y nada más ser publicada se hizo objeto de polémica entre los críticos y los lectores. “¿Es “La sonata a Kreutzer” o la confesión de un libertino?”, se preguntaban.
En el epílogo a su obra Tolstói dice que el libertinaje no está en lo físico, sino en la liberación de uno de los principios morales respecto a la mujer con la que se tiene relación física.
Lo que tanto le preocupaba a Tolstoi en aquellos años, es decir, el significado del matrimonio en la vida del hombre y de la mujer, los papeles que tienen en ese conjunto, los problemas que pueden surgir a lo largo de su existencia, etc. no dejan de ser actuales a pesar de que muchos aspectos hayan evolucionado en la vida moderna.
La novela, no tan conocida en el extranjero como “Guerra y paz” o “Anna Karénina”, puede, sin embargo, decirnos mucho de Tolstói como persona, porque, hasta cierto punto, eso sí, se puede considerar autobiográfica. No podríamos decirlo con mucha seguridad si no fuera por los diarios del escritor y los de su esposa, Sofia Andréevna, que fue la primera lectora de la obra y a la que le dolió mucho lo escrito. Dijo que todo en la novela iba contra ella, porque en su texto se describían algunas cosas de su propio matrimonio, y que el autor acusaba a las mujeres en general de todos los pecados mortales. A pesar de todo, o precisamente por todo ello, fue Sofia Andréevna la que estuvo luchando la primera por que la novela fuera publicada. Quizá su idea era demostrar que ella misma, la esposa del escritor, no tenía nada que ver con la heroína de su novela, pero más tarde escribió su propia obra, muy parecida a la de Tolstói, pero contada desde el punto de vista de una mujer. Se titula “Una canción sin letra” (“Песня без слов») y aún no he encontrado el texto para poder leerlo.
La música.
La Sonata nº 9 en la mayor, para violín y piano (1802), la Sonata a Kreutzer, es una obra bastante conocida de Beethoven en la que el papel más importante se le otorga al violinista. Mientras, el pianista tiene que ser consciente de su rol secundario y simplemente acompañar al primero para matizar la belleza de la música. O, por qué no, luchar con el violín para arrebatarle su prioridad.
Nikolái Rubinshtein, compositor ruso y profesor de Piotr Chaikovski, había desvelado el origen del nombre de la novela. Contó que un día el conde Tolstói había ido a verle para preguntarle cuál de las obras musicales, escritas para el violín y el piano, se podía considerar la más importante. El músico contestó que era, sin duda, la Sonata a Kreutzer. Y este fue el nombre le dio Tolstói a su novela.
“Tocaron la Sonata a Kreutzer, de Beethoven. ¿Conocéis su primer presto? ¿Lo conocéis?... ¡Oh!
¡Qué cosa más terrible es esa sonata! Y ese presto especialmente. Toda la música, por otra parte, es terrible. ¿Qué es, pues, la música y por qué produce esos efectos? Se pretende que eleva al alma conmoviéndola. ¡Qué estupidez! ¡Qué embuste! Es cierto que sus efectos son muy poderosos; pero – y conste que hablo por mí -, no eleva el alma de ninguna manera. Ni la eleva, ni la envilece; únicamente la excita. ¿Cómo explicároslo? La música hace que me olvide de mi situación. Me transforma a un estado que no es el mío; me hace sentir lo que no siento y comprender lo que no comprendo, dándome un poder que no tengo. Me hace actuar como el bostezo o la risa: bostezo cuando veo que alguien lo hace, y río si se ríen a mi lado. /…/
Esa Sonata a Kreutzer, ese presto, ¿por qué se ha de tocar en sociedad entre escotadas en conciertos y aplaudirlo para pasar en seguida a otra cosa? No convendría tocar esas obras musicales más que ne ciertas ocasiones importantes, es decir, cuando se quieren producir acciones que estén en relación con el carácter de esa música”.
La película.
La película basada en “La Sonata a Kreutzer” salió en la URSS en 1987. Su director es Mijaíl Schweitser, los actores son conocidos, entre ellos están Leonid Yankovski, Aliexandr Kaliaguin, Irina Selezneva. La Sonata a Kreutzer en la película es interpretada por el violinista letón Gidon Kremer.
Se puede ver online aquí:
http://cinema.mosfilm.ru/films/film/198 ... va-sonata/
Una de las ediciones de “La Sonata a Kreutzer”, la de arriba, la encontré en la Biblioteca Pública de León, y no puedo decir nada de la traducción (no la he leído), pero ya la portada me dice algo. El del retrato no es Tolstói, es Dostoievski… Un “pequeño” despiste.
La_profe.