Hace unos días ha vuelto de Moscú, su ciudad natal a la que durante los últimos tres años no había podido viajar. Hubo cosas que la parecieron curiosas, cosas que antes no había, y como me pareció muy interesante lo que contaba, le pedí permiso para la traducción y la publicación de sus notas aquí.
Estas son:
1. YandexTaxi
Mucho antes del viaje supe del YandexTaxi, que es como el UberTaxi ruso. Me metí en la página web del aeropuerto de “Sheremétievo”y vi que en su servicio de taxi salía ese nombre de empresa. No encontré ninguna lista de precios, de hecho sólo habían puesto uno: era el coste del viaje desde el aeropuerto hasta la plaza Roja. Pero ese trayecto no me hacía falta.
Lo que me disgustó bastante fue que en los taxis de Yandex, hasta en los más lujosos, no encontré ni un chófer ruso. Vamos a ver, no me parece mal que se les ofrezca trabajo a los inmigrantes, pero el hecho de que los taxistas fueran TODOS extranjeros me provoca una sensación extraña. La sensación de estar en alguna ciudad asiática y no en Moscú.
El taxi que me llevó a casa desde el aeropuerto no tenía cinturones de seguridad en los asientos de atrás (o sea que sí los tenía, pero no se enganchaban). El conductor no mostró ninguna preocupación. Tuve que cambiar de asiento y sentarme delante, cosa que no me gusta tratándose de un taxi. Durante el viaje el taxista atendió unas cuantas llamadas al móvil hablando su idioma, y para mí fue desagradable.
Por cierto que pagué bastante, igual que si se hubiese tratado de un viaje a la plaza Roja, y es que la casa de mis padres quedaba mucho más cerca.
El día que volví que coger el YandexTaxi, viví otra experiencia mala, porque su conductor no hablaba ruso en absoluto. No sé, no me parece serio. Pero sí que es cómodo llamar un YandexTaxi, no lo puedo negar.
2. Ambulatorios
A cinco minutos andando desde casa tenemos ahora unos ambulatorios. Allí hay consultas de terapeutas y se puede hacer una analítica (o poner algunas inyecciones). Es una gran ventaja, porque los ambulatorios antiguos quedaban lejos, había que desplazarse en transporte o andando unos 40 minutos. Para la gente mayor, como lo son mis padres, era un problema. Y el andar unos cinco minutos ya es otra cosa.
3. Máquinas de venta
Me he dado cuenta de que ahora hay más máquinas para todo. Por ejemplo, en los ambulatorios hay máquinas para que uno pueda pedir cita o imprimir un resguardo. En la calle hay máquinas donde se puede comprar billetes para el transporte público, aunque a menudo no funcionan.
4. Alquiler de bicicletas
En las calles han puesto servicios de alquiler de bicicletas, como en las ciudades de Europa.
5. El metro
En el metro se puede ver trenes nuevos y también nuevos vagones con aire acondicionado. Son más espaciosos y cómodos. En muchas líneas las paradas se anuncian también en inglés. En el metro hay ahora sitios especiales para los músicos callejeros. Algunos de estos en vez de llevar un sombrero para las monedas tienen colgada en el cuello una tabla con el número de la cuenta bancaria.
6. Aplicaciones móviles
En Rusia se utilizan demasiadas aplicaciones móviles. Cuando a la vuelta se lo comenté a mi marido, dijo que en España pasaba lo mismo. Pero a mí me pareció que los rusos utilizan muchas aplicaciones más. Como ya dije antes, el taxi se llama a través de una aplicación móvil. Es rápido y sencillo, pero… puede que no sea muy cómodo para la gente mayor. Y es que lo mismo pasa con los médicos de los ambulatorios. El teléfono siempre está ocupado, y lo normal ahora es pedir cita a través de la aplicación móvil correspondiente en vez de llamar. Pero, ¿y qué pasa si la gente no tiene un smartfon, como es el caso de mis padres?
Y otra cosa. Toda la gente que conozco en Moscú tiene instalada la aplicación que permite conocer la circulación del transporte público en un momento concreto. Cuando uno está en la parada, puede informarse del autobús que le interesa, saber dónde se encuentra y si merece la pena esperar.
8. ВДНХ
El Centro Panruso de Exposiciones de Moscú (ВДНХ) me dejó una impresión terrible. Todo está en construcción, en reconstrucción, a medio reformar… Será que alguien se está enriqueciendo con tanta obra.
8. La gente
La mayor parte de la gente con la que me he comunicado era muy amable, amigable, dispuesta a ayudar. Los empleados del registro en los ambulatorios, por ejemplo, me han sorprendido de forma muy grata, y también algunos dependientes, camareros, etc.
Un día estuvimos mi padre y yo esperando el taxi en la calle, hacía frío y mi madre iba vestido de una cazadora de entretiempo. Le abracé para protegerle del viento y una mujer que pasaba en aquel momento junto a nosotros, se detuvo para preguntarnos si mi padre estaba bien y si necesitábamos alguna ayuda. De verdad que fue muy agradable el tratar con algunas personas, muchas, de hecho. Y además, me di cuenta de que ahora también en Moscú se saluda a la gente desconocida en los portales, en las tiendas, en las instituciones. No había nada de esto hace unos años.
La_profe
