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"La aguja dorada" de Montserrat Roig

NotaPublicado: 08 Ago 2013, 15:44
por La_profe
"La aguja dorada" de Montserrat Roig

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Cuando abrí el libro de Montserrat Roig y leí las primeras páginas, pensé en que otra vez tenía delante una prosa femenina, y es que aborrezco lo escrito por mujeres. Escritoras. Nunca he podido leer lo escrito por una mujer sin sentir, tanto antes como a la hora de la lectura, algo como antipatía o aversión. Nunca he tenido escritora favorita ni leo a las escritoras. No me interesa porque sé lo que es una mujer, sé cómo piensa, qué piensa, en qué se fija y de qué puede hablar.
Con ese ánimo me puse un día a leer “La aguja dorada” sólo porque su autora, una periodista catalana, fue en el año1980 a mi ciudad, que entonces se llamaba Leningrado, y escribió sobre el viaje.

Desde el principio me cautivó una frase:

"...en realidad, este libro es la historia de una pasión. En 1980 me enamoré de la ciudad de Leningrado. Si alguno de vosotros comparte conmigo algo de esta pasión, me sentiré satisfecha".

Pensé que era un buen comienzo y que encontraría lo que buscaba: la imagen de Leningrado del 1980 y la impresión que le dejó a una turista española. Quería saber cómo era la ciudad cuando yo aún no había nacido, pero la que conocieron mis padres. Vivían en ella, recorrían sus calles para ir a trabajar o a comprar, en ella se encontraron y se casaron en el otoño de 1979.

Me llevé una pequeña decepción cuando supe que el objetivo del viaje de la señora Roig era informarse sobre el Bloqueo de Leningrado y escribir sobre él, y no sobre la ciudad en el 1980. Sobre el Bloqueo no quería leer. No porque fuera algo duro y violento, sino porque los rusoa leemos estas cosas desde la edad escolar y conocemos de sobra las imágenes y documentos que existen. Además, la gente de mi ciudad suele conocer a algunas personas mayores que vivieron el bloqueo, y si éstas no cuentan nada, se nota la presencia de aquellos años en su vida cotidiana. Y habrá pocos rusos que no conocen un libro sobre el Bloqueo que se titula precisamente "El Libro del Bloqueo" y en el que los autores pudieron reunir la mayor cantidad de historias, fotos y documentos relacionados con el Bloqueo. Por estas razones no quería leer sobre el Bloqueo ahora, y menos en español. Pero resultó ser que la información sobre el Bloqueo obtenida por la autora no fue mucha y sólo le llegó para un capítulo. En cambió yo pude encontrar bastantes cosas de las que buscaba en el resto del libro:

"Un par de horas después me encontraba mareada y tambaleándome en el wáter de un restaurante de la avenida Nevski. Mirándome al espejo con una expresión la mar de estúida, me preguntaba qué hacía yo en aquella ciudad tan gris y tan fría, lejos de casa y con un hombre al lado que me hacía beber vasos de vodka de un trago"

"Los finlandeses son los únicos extranjeros que no necesitan visado para entrar en Leningrado. Vienen los fines de semana sólo para emborracharse. Y regresan curdos y felices porque la fiesta les ha salido barata. Es casi como si fuesen al pub de la esquina, la frontera finlandesa está tocando a Leningrado".

"Me acerque a la plaza del Palacio de Invierno, un amplio espacio solitario y silencioso. ... Agradecía que no pasasen coches, sentía una soledad extraña, tan profunda como el pasado, que en este momento se extendía sobre mí, inmóvil. Quizá me ayudaban las dimensiones de la plaza, inmensa dentro del reducto urbano, limitada sólo por el río, que también parecía dormido".

"Enfilé hasta el jardin Gorki, delante del Almirantazgo. Apenas si había sombras, de tanta claridad sin luna. Se acercaron dos hombres, uno iba borracho y el otro asentía a todo lo que le decía. Al verme, el que iba trompa quiso hablarme, pero su compañero le hizo recular con mucha paciencia. Los borrachos de las noches blancas parecían respetuosos".

"En la plaza de las Artes los abuelos cuidaban de los nietos. Un viejo se columpiaba mientras leía. Dos mujeres hacían punto y una tercera les comentaba el diario en voz alta. Nadie parecía tener prisa. Pero el aire era demasiado quieto. En la Nevski la gente paseaba. Delante de la Casa del Libro, que es un edificio de varias plantas, había una larga cola. Los libros que interesan desaparecen en cuanto salen. Hacían cola para comprar un libro teniendo otro en las manos. Leían y avanzaban lentamente, como un ritual. Con la misma lentitud que el Neva lame la margen de los diques"

"Los días se sucedían, más claros y luminosos. Y Leningrado me iba seduciendo despacio. Huía de Nikolai y me perdía por el Jardin de Verano. Entre las estatuas neoclásicas, cantidad de viejas solitarias leían. Bordeado por el Fontanka y el Canal del Cisne, lleno de pájaros y árboles centenarios, con zonas umbrías, húmedas, donde los rayos del sol adquirían tonalidades distintas, el Jardín se convirtió en el reducto donde poder ordenar mis pensamientos. Ya no tenía tantas ganas de irme de Leningrado, ni contaba los días que faltaban, ni leía la etiqueta americana de los paquetes de "Winston", ni bajaba las escaleras del "Europa" cada mañana para quedarme con el único ejemplar de El País que llegaba".

"Me sentía extranjera, en el completo sentido de extrañamiento que tiene la palabra. Una inválida que no sabía ruso. Toda lengua tiene un riqueza interior que fluye y la hace necesaria. No es suficiente con un gesto o una mirada, aunque a veces toquen el fondo de la sinceridad. Despojada de palabras, vuelves a la infancia con la experiencia de un adulto, sin la inocencia de los que inventan la verdad. No puedes defenderte, como hacen los niños, inventando un lenguaje secreto que te da poderes frente a los mayores. Estás en las manos de los demás, de los que "hablan", dependes de ellos moral y físicamente, y tu identidad se desvanece en diversos reflejos de tu yo. Te ves obligado a hacer la comedia del esclavo para ser admitido".

"Iba sola a los restaurantes y, delante de una carta en ruso que parecía un jeroglífico, elegía las palabras más largas. Llegué a comer, ante un camarero impasible, tres platos de postres seguidos o dos sopas, una fría y la otra caliente. El primer día fui al restaurante "Neva" que está en una esquina de la Nevski, y me cobraron veinticinco rublos por una comida que no se los merecía".

"Justo desde la ventana donde estábamos se divisaba una quieta panorámica. El acorazado Aurora al fondo, con un gris más fuerte y definido que el cielo sobre el Neva.
Alejandra me decía que era éste el color natural de la ciudad y el que a ella más le gustaba. La miré: tenía unos ojillos tan grises como el paisaje".

"Vi mi estancia en Leningrado como si no la hubiese vivido. Como una fantasía que me producía añoranza: añoraba el yo que había dejado, a mí misma, que ya no era la de Barcelona. Me venían imágenes dispersas: los atardeceres sobre el Neva, los palacios recortándose en un cielo inmenso. Me añoraba a mí misma, perdida por las calles de Dostoievski, cuando me sentaba en la Plaza dde las Artes, al lado del joven Pushkin, los rayos del sol que doraban las fachadas neoclásicas del arquitecto Rossi".


Después de haber leído la mitad del libro subrayando lo que quería guardar aparte y recorriendo con la mirada los demás párrafos (sobre los decembristas, sobre la historia de los zares, sobre el duelo de Pushkin y otros que hablaban de cosas que en Rusia se aprenden en clases de historia y de literatura y que a la gente española pueden resultar nuevas e interesantes), decidí abrir la Wikipedia y buscar información sobre la autora. Quise saber qué persona era y si seguía escribiendo sobre Rusia. Entonce supe que la escritora falleció a la edad de 45 años de cáncer de mama.

Nunca volvió a la ciudad de la que se enamoró, no la pudo ver una vez liquidada la URSS, con el nombre verdadero y las calles liberadas de la presencia soviética. Escribió sobre las cosas terribles del Bloqueo, de las muertes y enfermedades, y sufrió una grave enfermedad que la mató tan joven.

Siempre voy a tener un cariño a este libro y también a la autora con la que comparto, ahora ya sólo a través de sus palabras, el amor por mi ciudad.

Re: "La aguja dorada" de Montserrat Roig

NotaPublicado: 08 Ago 2013, 16:08
por La_profe
Fotos de la ciudad en el 1980 hechas por mi padre.

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