"Diarios" de los Tolstói

"Diarios" de los Tolstói

Notapor La_profe » 21 Sep 2013, 16:28

Liev Tolstói no sólo escribió novelas conocidas en todo el mundo ("Anna Karénina", "Guerra y paz", "La resurrección", "La sonata a Kreutzer"), sino que en toda su vida no había parado de escribir diarios. Su mujer, Sofia Tolstaia (que en la traducción española figura como Sofia Tolstói), que era dieciséis años más joven que él y le dio trece hijos, también escribíó diarios, y no sé quién de los dos habría gastado más cuadernos.

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Los "Diarios" de ambos están ahora editados en español y se pueden comprar en las librerías. Gracias a estos diarios, podemos conocer a Tolstói como persona y no solamente como un escritor.

Cuando la gente rusa habla de Tolstói (y en Rusia es un tema de conversación como cualquier otro), suele decir:

- Para él las mujeres no eran ni personas.
- ¡Odiaba a las mujeres!
- ¡Despreciaba a su pobre esposa! ¡Y a las mujeres en general!

Esto lo oía yo cuando era adolescente y leía a Tolstói sólo porque lo exigían en el colegio. No sabía qué persona era ni quería saberlo, en cambio ya tenía una idea sobre él en la cabeza. Con esta idea leí más tarde sus biografías, mientras preparaba mis exámenes en la universidad. Cuando leí sus "Diarios" encontré muchas cosas interesantes que decía sobre la literatura, sobre el arte y sobre la vida, pero también me di cuenta de que aquello que se decía por ahí parecía ser verdad.

He aquí unos fragmentos de los "Diarios" de los Tolstói que he seleccionado para ilustrar lo dicho hasta ahora.

(Ah, y una cosa más que hay que saber a la hora de leer estos diarios. Y es que Sofia Andriéievna solía leer los cuadernos de su marido. Hubo épocas en las que se los dejaba él, y hubo otras en las que los escondía, pero ella los encontraba. "L. N". en sus diarios es "Liev Nikoláievich").

De los "Diarios" de Sofia Tolstói:

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"Estoy copiando los diarios de L. N. y no le quiero tal como era. El libertinaje sin arrepentimiento; el odio hacia las personas, la vanidad".

"Me quedé de piedra con lo que dijo ayer L. N. sobre la cuestión de la mujer. Proclamó, como siempre, que estaba en contra de la emancipación femenina y de la llamada "igualdad de derechos", pero fue más allá y afirmó que, al margen del trabajo al que una mujer pueda dedicarse - la enseñanza, la medicina, el arte-, ellas sólo querían realmente una cosa, y esa cosa era el amor carnal. En cuanto una mujer lo consigue, todos todos sus esfuerzos quedan reducidos a cenizas.
Esto me produjo una enorme indignación, y le recriminé su actitud de perpetuo cinismo ante la mujer, que tanto me ha hecho sufrir. Le dije que la razón de que viera así a las mujeres era que no había tratado con una sola mujer decente antes de los treinta y cuatro años. Es justamente esta falta de compañerismo y de afinidad espiritual (que no de intimidad física), esta indiferencia a mis emociones y sentimientos, lo que me ha atormentado hasta el día de hoy. He ido adquiriendo una clara conciencia de ello a lo largo de los años; es algo que ha arruinado mi vida, me ha decepcionado y ha hecho que quiera menos a mi marido".

"Hoy me ha dejado pasmada algo relativo a las mujeres que he leído en el cuaderno de notas de L. N.: "Una mujer que no es cristiana es un animal terrible".

"¡Pobre, pobre de mí! Lo que siempre le ha molestado en mí es que me gustaban las cosas bellas, amo la limpieza en todo, tanto exterior como interior. Él no necesitaba nada de eso. Necesitaba a una mujer pasiva, sana, taciturna y sin voluntad. Y ahora le atormenta mi música le atormenta, odia las flores en mi cuarto, se ríe de mi amor a cualquier arte, de mi lectura de la biografía de Beethoven o de la filosofía de Seneca. Pues nada, así viví mi vida, ¿para que hablar de los dolores del pasado?".


De los "Diarios" de Liev Tolstói:

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"Una buena vida conyugal sólo es posible si la mujer tiene la convicción consciente, adquirida mediante la educación, de someterse siempre a su marido (en todo, por supuesto, salvo en las cuestiones del alma, religiosas). Esto está probado por el hecho de que así ha sido desde que conocemos la vida humana, y por el hecho que la vida de familia, con los hijos, es una travesía en una barquita inestable que sólo es posible si quienes van a bordo se someten a una persona. Y esta persona siempre se ha reconocido en el hombre, porque al no ser él quien lleva el embarazo y la lactancia, puede ser un mejor guía para la esposa que la esposa para él.
¿Significa esto que la mujer siempre es inferior al hombre? De ninguna manera, mientras ambos son vírgenes, son iguales..."

"Las mujeres están dotadas de sentimiento y de inteligencia, exactamente igual que los hombres, pero la diferencia es que el hombre, la mayor parte de las veces, considera indispensables para él mismo, y superiores al sentimiento, las órdenes de la inteligencia (la razón), mientras que la mujer considera indispensable para ella misma, y superior a la razón, el sentimiento".

"Las mujeres son débiles, y no solamente no quieren ser conscientes de su debilidad, sino que quieren jactarse de su fuerza. ¿Puede haber algo más repugnante?"

"La causa principal de las desgracias conyugales es que las personas son educadas en la idea de que el matrimonio da la felicidad. Lo que hace tentador al matrimonio es la atracción sexual, que adquiere el aspecto de una promesa, de una esperanza de felicidad, sostenida por la opinión pública y la literatura; pero el matrimonio no sólo no es la felicidad, sino que siempre es un sufrimiento, es el precio que el ser humano paga por la satisfacción de su deseo sexual..."

"Solía decirse: cherchez la femme, pero ahora ya no hay nada que buscar: es evidente que todos los desastres o una gran parte de ellos, provienen de la desvergüenza de la mujer. Hay plantas cuyas flores son particularmente nocivas, mientras que los frutos son inofensivos y útiles. Así son las mujeres. Son inofensivas sólo cuando están entregadas a la maternidad. Después vuelven a ser terribles".

"Las mujeres tienen dos únicos sentimientos: el amor por los hombres y el amor por los hijos; lo demás son sentimientos que se derivan de éstos, como el amor a la ropa fina pensando en los hombres y el amor al dinero pensando en los hijos. Todo el resto es cerebral, es imitación de los hombres, son medios para atraerlos, fingimiento, moda".

"A las mujeres las conocen únicamente sus maridos. Sólo el marido tiene la posibilidad de ver a su mujer entre bastidores. De ahí que Lessing dijera que todos los maridos afirman: sólo una mujer es mala y ésa es mi esposa. Son tan hábiles para fingir frente a los extraños que es imposible descubrir cómo son en realidad, sobre todo cuando son jóvenes".

"La mujer hace una gran cosa: trae niños al mundo, pero no pensamientos, eso lo hace el hombre. La mujer únicamente sigue lo que ha aportado el hombre y que ya se ha extendido, y lo extiende más allá. El hombre únicamente educa a los niños, no los trae al mundo".

"Si los hombres conocieran a las mujeres como los maridos conocen a sus esposas, no discutirían con ellas ni valorarían sus opiniones".
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