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por La_profe » 19 Jul 2015, 20:52
"Она читает в метро Набокова, Я сижу около, Верёвочки связаны, Маме доказано Самое главное - е".
(Земфира).
Hola, Algunos ya sabréis que estos días mi madre está de visita aquí en León, así iré publicando aquí cosas sobre su viaje, comentarios que va a hacer (de hecho ya los está haciendo) sobre la vida en España, quizá propios de una turista extranjera, pero también interesantes por ser basados en las diferencias que puede haber entre la vida en Rusia y aquí. Ayer fui a Barajas a buscarla, vino en un vuelo directo desde Helsinki y volvimos a León de madrugada para dormir unas horas y, nada más levantarnos, empezar a deshacer su maleta, llena de regalos. Os voy a enseñar algunos de ellos. Los regalos.Como hace poco fue mi cumpleaños, recibí esta postal: Y también unos lienzos y unas pinturas al óleo (nunca he pintado con este tipo de pinturas, siempre ha sido con acuarela, pero ya es hora de probar algo nuevo, ¿no creéis?): La novela más reciente de una de mis escritoras favoritas Liudmila Ulítskaya (Людмила Улицкая), «Зелёный шатёр» : Mucha cosmética de mi marca favorita rusa, “Чистая линия»: Y lo que veis en la imagen que viene abajo no es un libro sobre San Petersburgo, sino una caja de té de diseño: Свердловские слойки, бублики, рулет с маком...Ha habido más regalos, por supuesto, pero voy a cambiar un poco de tema y os enseñaré algunas de las cosas que también se pueden traer a España en la maleta a pesar de ser comida… y son unos verdaderos objetos de nostalgia para nosotros, los rusos que viven fuera de Rusia. Свердловские слойки.Hace ya mucho que no existe la ciudad de Sverdlovsk (Свердловск), porque ahora se ha vuelto a llamar Ekaterimburgo (Екатеринбург), pero se siguen haciendo bollos que llevan ese nombre: “Sverdlóvskaya” (o sea “de Sverdlovsk”). He podido disfrutar de su sabor esta mañana, lástima que con vosotros sólo puedo compartir las imágenes: Бублики.Otra cosa igual de significativa en la cocina rusa y ucraniana son los “búbliki”. Si un día váis a Rusia y decidís comprarlos para tomarlos con un té, que sepáis que apenas aguantan uno o dos días: luego se secan y bastante. Es mejor comerlos recién hechos, o por lo menos recién comprados, porque si no, habrá que inventar alguna receta curiosa para no tirarlos una vez que se sequen. Por ejemplo, se pueden cortar en rodajas y, mojados en azucar y leche, se frien en una sarten. En cambio los bollos “sverdlóvskaya” suelen aguantar más tiempo y seguir siendo tiernos. Por cierto, lo que cubre un “búblik” son semillas de amapola. Un ingrediente muy típico en Rusia, en otros países eslavos (por ejemplo, en Polonia) y, que yo sepa, también en Rumanía. Рулет с маком.Sé que me repito contándoos sobre los “búbliki” y las “sverdlóvskaya sloika”, quizá ya lo hayáis leído en el tema del foro dedicado a mi viaje a San Petersburgo en verano de 2014. Pero voy a continuar con este artículo escribiendo de una cosa que aparecerá en esta página web por primera vez (también por primera vez la como en mi casa en León): el brazo gitano, como lo llaman en España, relleno de… semillas de amapola. Estos días iré publicando más cosas aquí, y, como os podéis imaginar, van a ser unos días muy felices para mí. Un saludo. La_profe.
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por La_profe » 21 Jul 2015, 18:53
De las conversaciones de 19-20 de julio:- Aquí en España la gente sabe vestirse y se ve que se viste con esmero, sobre todo hablo de la gente de mi edad o mayor de 60. Se nota que elegir y comprar ropa, accesorios o calzado es para ellos un placer que quieren y pueden permitirse. En Rusia la mayoría de las mujeres de más de 60 años, o incluso las que apenas tienen 50, ya dejan de prestarle atención a la ropa que llevan. Y no es que no tengan medios suficientes para comprar algo de buena calidad y que les favorezca, simplemente les da igual la impresión que puede causar su aspecto. Ya no intentan ser atractivas, eligen ropa cómoda y barata para no pasar frío o no tener calor, y ya está. Y es horroroso verlo. Además creo que lo de vestirse con ganas de gustar es algo propio de la mujer española de cualquier edad y no sólo de las jóvenes como pasa en Rusia. Pero bueno, en Finlandia, por ejemplo, ni las jóvenes visten bien… parece que la ropa las tiene sin cuidado.
- ¿Y qué pasa con los hombres rusos después de 60? -pregunto. - Pero es que apenas los hay… no suelen llegar a esa edad. Y si llegan, la situación es parecida. - ¿Cuánto has pagado? –me pregunta al salir nosotras de un “Carrefour exprés” con una bolsa llena de cosas para comer. - 16 y pico, -contesto. - ¿Sólo? En Píter por ese precio no compraríamos ni la mitad de esto. Yo muchas veces entro en el “Piatiórochka”, salgo con la bolsa medio vacía, pero aún así nunca pago menos de 25 euros, o incluso 30.- Qué patatas tan buenas.- ¿Y en Píter cómo son? - No tienen este aspecto, ni son tan ricas. Ya te darás cuenta cuando vayas. Y tu mira qué melocotones tan grandes… son enormes. Nunca los he visto así.- En nuestro barrio hay una cafetería de las más “democráticas”, de esas que venden shavierma, hychiny, jachapuri… Y un día pasé por allí y de repente veo el cartel cambiado que pone «Шаверма – хычины – churros». Por supuesto que no entré, pero quién sabe, a lo mejor hacen buenos churros.- Las chicas jóvenes españolas tienden a ir cómodas, el estilo es importante para ellas, pero también buscan un aspecto natural. Mira qué de camisetas básicas, de shorts, de chanclas y de sandalias bajas… Pero incluso así saben lograr un look divertido y llamativo, cosa que las chicas rusas intentan alcanzar poniéndose ropa más elegante, quizá poco apropiada para la vida cotidiana. Puede que aquí el clima tenga que ver con eso, porque con el calor que hace no apetece llevar mucho maquillaje ni accesorios abundantes, ni mucho menos tacones. Pero creo que no es eso, sino la forma de ser. Si vieras cómo visten ahora las chicas en Píter… Ahora está muy de moda el tatuarse las cejas para tenerlas pintadas de forma permanente. Todo el mundo tiene esas cejas artificiales tan raras. Y también están de moda los leggins medio trasparentes que se llevan solos, es decir, sin ninguna falda o camiseta larga… ¡Es feísimo! Y es que los llevan todas, tanto las que son muy delgadas, como las rellenitas y obesas… Al llegar a la piscina: - ¿Son las cuatro ya? Pues no sé si darme crema, total, el sol ya no es como por la mañana. Al llegar a casa tres horas después: - Aleona, tengo que darme alguna crema… me he quemado los hombros y la espalda. ¿Tienes algo para eso?- ¿Por qué no te diste crema solar? Yo llevo años sin que me queme el sol viviendo en un país donde en verano el sol es algo casi constante… - Nosotros los rusos siempre pensamos “¿y si no pasa nada?” ¿A que es propio de la gente rusa?Lo es. - Ahora con estos hombros colorados parezco aún más turista… Y es verdad. Continuará... La_profe.
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por Manuel Fdez » 22 Jul 2015, 17:15
Me resultan muy interesante los comentarios que haces sobre el viaje de tu madre, me incitan a reflexionar sobre las realidades rusa y española. A tu madre le deseo que pase unos días felices e inolvidables aquí en España.
León es una de las ciudades en que mejor viste la gente. De pequeño, me parecía que “vestían siempre de domingo” (costumbre que consistía, mayormente en los pueblos, en ponerse la mejor ropa los domingos para ir a misa). Creo que en esto influye el que León sea una ciudad que vive fundamentalmente del sector servicios y de negocios. La misma impresión me producía la ciudad de La Coruña en contraste con la ciudad de Vigo, que es muy industrial. Creo que el anonimato que ofrece el vivir en una ciudad con muchos habitantes influye en que se vista de una manera más informal, sobre todo fuera del horario de trabajo. Cada vez existen menos diferencias en la forma de vestir entre la gente de las ciudades. Es sorprendente la esperanza de vida tan baja en los hombres rusos, que leo en internet que es 66 años.
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por La_profe » 23 Jul 2015, 18:35
Muchas gracias por tu participación en el foro, Manuel.
Seguiré publicando algunas partes de las conversaciones que tengo estos días con mi madre. Lo difícil es, por supuesto, el acordarse de todo y traducirlo correctamente al español sin que se pierda el estilo de su lenguaje.
Ha sido muy interesante leer sobre las diferencias en la manera de vestirse, que forma parte de la manera de ser, de la gente en distintas ciudades. Estoy totalmente de acuerdo contigo, aunque no sabría decirte cómo viste la gente en Madrid, porque pasando por la capital española suelo fijarme más en los turistas y en los inmigrantes de los países de la América Latina (siempre me han llamado la atención), que en los mismos madrileños.
Hoy mismo publicaré aquí otra entrada que ya tengo a medio preparar.
Un saludo.
Elena.
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por La_profe » 23 Jul 2015, 22:08
De las conversaciones, 21- 23 de julio: - El estilo de vida de los españoles es completamente distinto de aquel que tenemos en Rusia. Aquí toda la gente sale a tomar algo, a pasear, no importa de qué edad eres, ni del nivel social que tienes, ni de las ocupaciones de cada uno. Vas por las calles del centro a primera hora de la noche y está todo lleno de gente de todas las edades, empezando por cero años y terminando por, no sé, noventa, quizá… ¿En Píter quién sale a pasear y a tomar una copa, o a cenar en una terraza? La gente joven y los turistas. Y también quizá salgan algunos que han tenido una ocasión especial, un encuentro entre amigos, un cumpleaños, pero tiene que ser especial de verdad. ¿Acaso una señora de setenta años saldría a dar un paseo por la Nevski a tomar una caña acompañada por sus amigas? Hace gracia hasta pensarlo. Y aquí es lo más normal.- Mira esta camiseta. Antes valía quince y ahora vale cuatro. Nunca he visto rebajas como estas. Una cosa es rebajar, y otra es regalar… En Petersburgo por mucho descuento que hagan sigue siendo muy caro todo. Y si debajo de la pegatina del precio encuentras el precio original, en euros, siempre es más bajo que el precio rebajado en rublos. - No tenéis coches de colores aquí en León. Mira este aparcamiento, sólo hay que colores metálicos, negros y blancos, por supuesto, y alguno que otro rojo o azul. Y nada más. - ¿Y en Píter qué colores hay? - Todos, a la gente le gusta que el coche sea llamativo, está muy de moda, por ejemplo, el decorarlos con aerografía. Es curioso. Cuando de viaje en Helsinki dejamos el coche en el aparcamiento del hotel, todos los coches más arrogantes, de colores vivos, con aerografía, con pegatinas son de matrícula rusa. - Aquí en León suele haber mucha gente en el centro, pero una vez que te apartas de allí y entras en las calles de algún barrio vecino, ya no ves a nadie. Todo vacío, apenas hay algún transeúnte, alguna persona mayor dando un paseo…- Es normal que en el centro haya más gente. - Claro, pero en Petersburgo no es como aquí. Está repleto de gente el centro, pero también las calles de los barrios periféricos están llenos de peatones y de coches a todas horas. No se percibe una diferencia como la de aquí. Sólo que quizá la gente que ves en el centro y la de los barrios dormitorios sea distinta, el motivo de salir a la calles es distinto, la ropa es distinta… Pero gente siempre hay, y bastante.- ¿Qué haces? ¿No lavas la carne? ¿Es que aquí no se lava? Tu hermana te mataría si lo viera… ¿Lavarás, al menos, la fruta?- ¡Que sííí! Continuará... La_profe.
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por La_profe » 26 Jul 2015, 14:39
De las conversaciones, 24-26 de julio: - ¿El mercado aquel que hay los domingos al lado del río, lo sigue habiendo?- ¿El rastro? Como no… - ¿Podríamos ir?- No, yo allí no voy, y con la niña menos. Si quieres ir tú, te esperamos en algún sitio. Dos, casi tres horas más tarde. - ¿No has comprado nada de nada? - No, pero lo he mirado todo. Habría hecho vídeos de cómo pregonan en voz alta los gitanos, algunos hasta cantan, pero decidí no sacar la cámara por si acaso… Y no sé por qué no vais, la gente que he visto comprando es gente normal.- No me gusta ir allí, nunca he ido. - Pero no vas a negar que es algo auténtico, algo muy propio de ese tipo de mercados, algo muy español… Claro, no sé qué comprará allí la gente, porque son cosas baratas, sin calidad ni estilo, pero merece la pena conocerlo. Ah, y he hablado con unos rusos. Una familia. Están viajando por el norte del país, también son de San Petersburgo.- ¿A ti te ha pasado alguna vez que el autobús que estabas esperando no viniera?- No, nunca. - ¿Nunca ocurre esto aquí en León?- No sé, apenas utilizo el transporte público, ¿y a ti te ha pasado esto en Píter alguna vez? - Sí, me pasa bastante a menudo. Voy a la parada para esperar el autobús que sé más o menos a qué hora viene, y por mucho que espere, no lo hay. Ya sabes que en San Petersburgo los autobuses urbanos no tienen ningún horario fijo, si los coges a menudo, te puedes imaginar más o menos cuándo tiene que pasar uno, pero nada más. Y es lo que hago, me acerco a la parada a la hora que sé que tiene que pasar uno y me pongo a esperar. Suele llegar, pero hay veces que no llega y no llega… y apenas tengo tiempo para esperar, no me gusta llegar tarde a trabajar aunque se trate de cinco minutos. Y al final tengo que ir a la parada del tranvía o ir andando.- ¿Y qué les pasa a los autobuses? - Simplemente se quedan en algún sitio por el camino si tienen alguna avería, o están en algún atasco y tardan más de media hora en llegar a la parada… es lo más normal.- Aquí no suele haber atascos, pero la verdad es que sé muy poco sobre el transporte público en León. Una historia del pasado.Estuvimos mi madre, mi hija y yo en El Corte Inglés, y mientras yo intentaba entretener a la niña para que no se me escapara, mi madre estaba tratando de elegir una chaqueta de la gran variedad que había. De hecho había por lo menos siete u ocho colores diferentes y dos o tres tipos de escote distintos. Cuando me acerqué para ayudarla, quiso contarme una historia de la época de su juventud, de aquellos años en los que estuvo estudiando la carrera de profesora de música en la ciudad de Arjángielsk, en el Colegio Profesional de Música. “ Cuando terminé los estudios, me dieron un puesto en la Dirección Regional de Cultura en la misma ciudad de Arjánguielsk, en el Departamento de Música.- ¿Y qué hacías? - Como era especialista en educación musical, me hicieron jefa del departamento y me tenía que encargar de todas las escuelas de música que había en la región. Encargarles materiales educativos, hacer reuniones de pedagogos, preparar temas de discusión y discursos para esas reuniones. También a menudo tenía que asistir a clases para luego informar el departamento del trabajo que realizaban los profesores, etc.- Es mucho trabajo. - Dependía de las épocas. Pero escucha, un día las compañeras me dijeron que en los almacenes “Dietski mir” habían “sacado” (literalmente es “выбросили”, palabra muy típica para la época del déficit en la URSS) unas camisetas polacas. Y por supuesto que nada más terminar el trabajo fuimos allí y nos pusimos en una larguísima cola. Al preguntar a la gente que estaba delante sobre las camisetas en cuestión, supimos que a un comprador sólo se le permitía adquirir dos unidades, que las camisetas eran todas blancas y de modelo básico, y que todas llevaban un dibujo, cuyo color variaba. Había camisetas con un dibujo rojo, azul, verde…- ¿Y qué dibujo era? - No lo recuerdo muy bien. Unos barquitos, o algo así. - ¿Y las camisetas cómo eran? - Muy sencillas, de manga corta. Lo que sí recuerdo es que esperando en aquella cola estuve casi sufriendo por no saber decidir qué color preferir. De los que había tenía que elegir dos, y no podía. No estaba acostumbrada a enfrentarme a este tipo de elección porque no había elección. Cualquier prenda que encontrabas en las tiendas de ropa no había más que una. Lo único que variaba era la talla, pero no el color, ni el modelo. Lo de poder seleccionar el color de la misma camiseta era algo nuevo y no estaba preparada para elegir. - ¿Y cuál compraste al final? - Compré dos, como todas las demás, no recuerdo que colores eran, quizá rojo y azul. Pero lo curioso es que incluso ahora, después de tantos años y tantos cambios lo sigo pasando muy mal cuando tengo posibilidad de elegir entre muchos modelos o muchos colores distintos. Puedo pasar un largo rato en la tienda, mirando, poniéndome delante del espejo, probándomelo todo varias veces, pero aún así no sé elegir. No me lo habían enseñado a tiempo y ahora ya es tarde. Y para una mujer es una verdadera tortura. Muchas veces tengo que salir de la tienda sin haber hecho ninguna compra solamente por esa razón. Es de imaginar que no se compró ninguna de aquellas chaquetas. Continuara... La_profe.
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por La_profe » 02 Ago 2015, 20:44
Buenas noches a todos, Voy a publicar la última entrada en este tema del foro, porque el viaje de mi madre a León ha terminado y ayer el avión la trasladó de Madrid a Helsinki… aunque esta vez no tuvo que hacer el viaje de vuelta sola: fue con hija y con su nieta. Enfin que estoy escribiendo esto desde San Petersburgo y los siguientes párrafos, los comentarios sobre la vida en España, los escribí basándome en algunos apuntes esta madrugada en el hotel Radisson Blu de la ciudad de Espoo (está al lado de Helsinki). Hasta los envié, pero se produjo un error en la página y no se enviaron correctamente. Claro, diréis que es una locura estar escribiendo para el foro a las 7 de la mañana en vez de hacer una escapada matutina y dar un paseo por el bosque lleno de arbustos de frambuesa salvaje y de arándanos, o sentarse en un banco de aquellos que hay delante del lago y simplemente contemplar la paz de su plateada superficie. Pero eso lo hice un poco más tarde y bien acompañada por una pequeña devoradora de las frutas del bosque. También fuimos hasta el centro de Helsinki que tan bien conozco y pasamos allí las últimas horas de la mañana para luego emprender nuestro viaje en coche a Pietari (así llaman los finlandeses mi ciudad). Volveremos a pasar por Finlandia de una manera parecida a la vuelta de Píter y tengo tantos recuerdos y tantas impresiones que si esta página no fuera dedicada al ruso, compartiría con vosotros. Y ahora el resto de los comentarios. De las conversaciones, 27-31 de julio: - Aquí en León mucha gente tiene coches antiguos o simplemente viejos, de esos que tienen veinte años o más y no se avergüenza de ellos. Es más, parece que presume de tener un coche de los años setenta u ochenta que está tan bien cuidado que parece nuevo y anda perfectamente. En Rusia el tener un coche significa ser una persona con buenos ingresos; para un ruso su coche es algo que le da prestigio, es mucho más que un medio de transporte; cuanto más moderno y más caro es el vehículo, más importante se siente su dueño. Por eso hay tantos vehículos todoterreno en las ciudades rusas: son coches grandes que llaman atención, parecen robustos y fuertes, son “reyes de la carretera”. En cambio con un coche viejo, ilcluso en un buen estado, a un ruso se siente insignificante y inseguro. - En León nunca he visto accidentes de tráfico, será que apenas los hay, es una ciudad pequeña y muy tranquila. Da gusto vivir aquí. En Petersburgo no hay ni un solo día sin que, al pasar por la calle, no vea que algunos coches se hayan chocado en alguna esquina… Y es porque todos corren como locos, sin respetar las señales cuando les parece que no hay peligro. Adelantan donde no se debe, hasta suben al arcén para adelantar, o a la acera para aparcar… Lo hacen todo mal, y por eso en Píter ves tantos coches con golpes de todo tipo o simplemente averiados y dejados al borde de la calle. Aquí no.- ¿Es que no les multan? - Hay leyes, hay multas, pero nadie se preocupa. Apenas hay cámaras o policías que vigilen. Y también hay sobornos y casi todos los conductores llevan radares que les indica dónde hay cámaras. - Aquí están prohibidos. - En Finlandia también. Y en Rusia están permitidos. Un día estuvimos cruzando la frontera de Rusia con Finlandia y en la aduana el policía al pedirnos la documentación vio el radar en uno de los asientos. - ¿Y qué dijo? - Nos avisó. Dijo que una vez que pasemos la frontera, debíamos guardarlo.- Es curioso que en las cafeterías nunca ves precios. Miras el escaparate y ves croissants, donuts, napolitanas, palmeras, etc., pero ningún precio. Seguramente no es el mismo y un croissant sea tal vez más barato que una palmera con relleno de nata o una napolitana de crema, pero no vas a preguntar a la camarera el precio de cada cosa. Simplemente pides lo que te apetece y luego te enteras del precio. Si sale caro, mala suerte. Lo mismo el café: nunca sabes antes de pedirlo si van a ser 1,20, 1, 30 o 1, 50. Pero a nadie se le ocurre preguntar. En San Petersburgo los precios es lo primero que ves al entrar en una cafetería. Todo lo que está expuesto en los escaparates, sean pasteles, sandwiches u otras cosas, tiene su precio puesto delante. Cuando se trata de las bebidas, suele haber una lista de precios fijada en el mostrador. El cliente necesita ser informado de los precios y no sólo del menú disponible. Aquí en cambio nunca saber cuánto te van a cobrar, no lo puedes saber antes de pedir las cosas. Por supuesto que las diferencias no suelen ser grandes de una cafetería a otra, y aún así se me hace raro, no estoy acostumbrada a esto.Nada más. Estos días iré reuniendo materiales para mis futuros artículos sobre San Petersburgo, así que si alguien tiene sugerencias, puede dejarlas aquí mismo. Un abrazo. La_profe.
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