La fiesta del 8 de marzo, el Día de la Mujer, se celebró por primera vez en 1911 en cuatro países: Austria, Alemania, Dinamarca y Suiza. Los mismos cuatro países la celebraron un año más tarde, y en 1913 se celebró también en Rusia. Es curioso, porque no se celebró en todo el país, sino únicamente en San Petersburgo.
Ahora ya es imposible saber por qué fue San Petersburgo la única ciudad en la que se había celebrado esa fiesta entonces nueva, ni quién quiso organizarla. Lo que sí se sabe es que en 1914 ya fueron seis los países que decidieron celebrarla (a los anteriormente nombrados se unió Holanda) y que a partir de entonces empezó a celebrarse siempre el mismo día, el 8 de marzo.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la fiesta fue olvidada, pero después de la Revolución Rusa en 1917 los bolcheviques decidieron hacer del 8 de marzo una fiesta nacional. Su plan era el hacer que la gente ortodoxa se fuera distanciando de sus fiestas religiosas y que se fuera acostumbrando a las del Estado.
A partir de 1965 el 8 de marzo en la URSS se hizo día festivo y hasta adquirió sus propias tradiciones. En las fábricas se hacían comidas y conciertos para los trabajadores y las mejores obreras recibían premios y medallas. En la radio se podía escuchar discursos de los políticos sobre cómo iba mejorando la vida de la mujer soviética, sobre sus derechos (los mismos que los del hombre), su futuro, etc.
Después de la caída de la URSS el Día de la Mujer perdió su rasgo político e ideológico, y ahora no es “el día de la igualdad”, sino “el día de la primavera”, “el día de la belleza femenina”, etc.
El 8 de marzo en la Rusia actual puede ser considerado una de las fiestas nacionales más importantes. Los hombres de todas las edades les hacen regalos a sus madres, sus abuelas, sus hermanas, sus maestras y sus profesoras, sus compañeras, y, por supuesto, a sus amadas. Es un día en el que se hacen muy especiales las flores de primavera como tulipanes y narcisos, y creo que todas las mujeres rusas esperan que alguien las felicite, y si nadie lo hace, se sienten tristes, para no decir frustradas.
El 8 de marzo las páginas de las mujeres rusas en las redes sociales de Internet se llenan de postales virtuales. No sólo es típico recibir felicitaciones de los hombres conocidos, sino que también las amigas se felicitan unas a otras.
La publicidad de los supermercados se llena de productos que pueden ser regalados este día:
Los niños en las guarderías y en los colegios preparan regalos para sus madres en sus clases de manualidades:
En las ciudades todos los carteles hacen que nos acordemos de un día tan especial:
Montones de postales se venden, se regalan y se reciben:
Me gustaría felicitar a todas las que entráis en esta página web: С 8 марта!
Y si no sois ellas, sino ellos, felicitad a vuestras novias y esposas rusas, si las tenéis, y si no, acordaos de vuestras amigas y conocidas que también son de mi país, se sentirán muy contentas de recibir vuestros saludos en un día tan especial.
La_profe.